Los angelinos de Primavera de Praga lanzaron su segundo y homónimo disco, el viernes 9 de mayo recién pasado. En una noche de otoño cargada de nostalgia por el britpop y algunas baladas, los PDP agregaron a la fuerza y las ganas de siempre, una dosis importante de madurez. Advertencia para todos.

Por Sebastián Fredes / Fotos por Katty Pomar y Carlos Muller

Tras un largo atraso, los cuatro angelinos aparecieron en el escenario de la Sala 1 del Centro Arte Alameda para arrancar la jornada con “La Peor Noche”. Los divertidos y pegajosos coros de su actual sencillo hicieron que la espera valiera la pena. De inmediato sonó “Advertencia”, canción que mantuvo arriba la adrenalina del ambiente. “Semáforos”, perfecta para las fans adolescentes que gritaban vueltas locas, también haría de las suyas. Hasta aquí el show no daba respiro.

El público, que llenó la sala de calurosos aplausos, promediaba los veinte años. Seguramente hubiesen preferido tener aún dieciséis para poder saltar y gritar tal como lo hacían cuando el britpop cautivaba sus adolescentes oídos.

La primera pausa nos hizo creer que llegaba el momento en que los Primavera saludarían y agradecerían al público. Y así fue, pero de una forma bastante original: las visuales, que a ratos tomaban mayor protagonismo que la banda, se encargaron de esa misión, al mismo tiempo que aparecieron los cuatro integrantes sosteniendo un cartel que decía “Hola”.

Leo Saavedra (voz, guitarra, piano y mente creadora de Primavera de Praga) poco y nada dijo al micrófono. El concierto fue una fiesta sin mucho espacio para las interrupciones, donde la comunicación público-artista se hacía a través de letras que suenan bien, bellos arreglos y excelentes riffs. El irresistible pop de guitarras.

Primavera de Praga continuó regalando temas para cantar, saltar y bailar. También conmovió con baladas, protagonizadas por el piano en manos de Leo, que vale la pena decir que después de un rato se tornaban aburridas. Pero el tedio fue perdonado hacia el final, cuando casi todos los asistentes insistieron por otra canción. Primavera de Praga subió al escenario a tocar un «tema viejo» en este improvisado bis que sirvió para que la banda saludara y agradeciera por primera vez al micrófono. Un largo camino, igual a la carretera que proyectaba las visuales, la misma que los trajo a Santiago a ganarse los corazones de quienes aún saborean su adolescencia britpop. Con todos sus paisajes.

Primavera de Praga

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Un álbum cuya primera canción, La Peor Noche, parte con un divertido y atractivo coro de “na na nas” (que obliga a saltar a lo Damon Albarn) es, prácticamente, una fiesta noventera. Con temas Brit Pop, de la escuela de Oasis y Supergrass, los coros de “Primavera de Praga” son como para repasarlos todo el día. Algo de eso adelantaban en su disco anterior, Antología (2005). Pero el homónimo muestra una mejoría en producción (a cargo de Leo Saavedra) e incluye arreglos en piano y cuerdas. Una propuesta mucho más madura que la anterior.

El parecido a Los Bunkers se hace evidente en “Advertencia”, tema que baja sutilmente las revoluciones de la canción anterior. “Semáforos”, en cambio, es mucho más adolescente. Para gritar y saltar al ritmo de bellos riffs. Lo que sigue es la balada El himno del universo, que si bien interrumpe la diversión que venía de antes, es la más interesante del disco junto a la romántica “Para ti”. Como para prender encendedores en una noche a estadio lleno.

“Las siete maravillas” cautiva desde el inicio con el riff más prendido del disco y pide a gritos que sea el próximo sencillo. Una rápida es la bailable “Casa de Papel”, que a ratos también llega al corazón. Y si de emocionar se trata, “Rojo y azul” tiene las mejores melodías para ello. Algo parecido sucede con “Trenes de Guerra”.

En suma, “Primavera de Praga” es un acierto del pop sureño que suena tan cálido como divertido. Que hace recordar viejas fiestas y ratos de ocio de quienes le sacaron el jugo a los noventa británicos. Y todo en uno.

S.F

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