Por Francisco J. Lastra

Una de las pocas cosas que he aprendido en mis 21 años de existencia, es que siempre tu mundo es un poco más colorido si ves el lado bueno –y no el CocaCola- en las situaciones donde la fortuna no te ha acompañado. ¿Se me quedó el pase en la casa? La zorra, voy a caminar y mover estas piernas que Cuevana tiene atrofiadas. ¿Pisé mierda? Bueno, ¿Cuántas personas pueden decir que fertilizan y caminan al mismo tiempo?

¿Piñera Presidente?

Este es un caso especial. Habiendo nacido justo en el año 90, cuando niño me gustaba pensar que la dictadura había terminado cuando Pinochet vio mi certificado de nacimiento. En ese momento habría dicho “Ahh no, loco, hasta aquí nomás llego” y ¡Magia! Dos décadas de Concertación. Independiente de si eso sucedió o no en la realidad, en 2010 lo que tenía ante mis ojos era el primer gobierno de derecha de mi vida. Hablaría de “mi primera vez con la derecha”, pero sería como decir “pene” en una asamblea Opus Dei, quedaría la cagá. Como todas las primeras veces, es raro, incómodo y en cierto grado confuso, por eso mi positividad necesitó de un par de años para finalmente crear una lista con cinco –y no veintitrés- razones por las que Piñera no solo es bueno, sino es la zorra.

1- Ha incrementado el vocabulario de los chilenos

Atrás quedaron aquellos días donde la única frase relativa al gobierno y sus medidas que se escuchaba por las calles era “pacos culiaos”, nuestro legendario vocablo comodín que servía para quejarnos del mal tiempo, de las micros atrasadas y en ocasiones, de los pacos culiaos. Hoy, desde el punto de vista de la lingüística, somos otro Chile. Por primera vez en la historia somos secos pa’l latín (“lapsus”), campeones de los neologismos (“piñericosas”, “marepoto”) y expertos en el complejo léxico técnico relativo a rescatar-mineros-atrapados-en-el-norte.

2- Everybody hates Piñera

Siempre que se critica algo, aunque sea masivamente, habrá alguien que llevará la contraria, seguramente un hipster que le carga que todos sean tan “mainstream” ¿Pero quién chucha defiende a Piñera? Les apuesto que hasta Hinzpeter y la Ena Von Baer se cagan de la risa y comentan anónimamente en YouTube cosas como “jajajaja nooo ctm, es que este weón la cagóooo”. Señores, Piñera es nuestra oportunidad de hueveo ILIMITADO. Hay que aprovecharla. Y es también, así como la Teletón, una causa que une a todos los chilenos.

3- Maestros de la geografía

No nos hagamos los giles, para los capitalinos antes el norte era el desierto y el combate naval de Iquique; el sur  unos bosques, un par de volcanes, extremistas y giras de estudio, y la Antártica: pingüinos. Bueno, la Antártica sigue siendo pingüinos, pero el norte y sur comenzaron a tomar nombres desde que Piñera asumió el mando de nuestro país. ¿Quién no sabe ahora dónde está Aysén, Copiapó o Dichato? A base de puros cagazos –y al ocasional desastre natural- ya no tenemos que recurrir a ese burdel del conocimiento llamado Wikipedia. Algunos seguirán creyendo que Macedonia es un postre, Malta un ingrediente de la cerveza y Montenegro un monte que es negro, pero tampoco le vamos a pedir milagros al gabinete en su primer gobierno.

4- Nos hace sentir mejor con nosotros mismos

Puede que tu padre te haya dicho cuando niño que no eras muy brillante, que tus amigos te elijan al último para formar grupos de trabajo, que en la calle desconocidos  te griten constantemente ¡Ahueonao! y que tu autoestima sea la pelota de fútbol con la que juegan en el barrio, pero siempre, siempre, podremos decir “Al menos no soy Piñera”. Gracias a sus lapsus el Presidente se ha convertido en la pastilla para subir el ánimo de todos los chilenos. Es gratis. Y casi nunca causa diarrea.

5- Es la necesaria gota que rebosó el vaso

No sé si es su sonrisa de guasón, las neuronas sueltas de su hemisferio derecho o su curioso parecido con el Señor Burns, pero Piñera algo tiene que hace que las cosas exploten mucho más frecuentemente que con los gobiernos anteriores. Estudiantes, minorías sexuales, ecologistas, sureños australes, avestruces, todos han tenido su desahogo con este gobierno. Mejor que la gota que rebase el vaso sea un gobierno y no un pobre civil pajarón que justo estuvo en el momento y en el lugar equivocado.

¿Qué aprendimos con todo esto? Probablemente nada, sólo me alegro de que Piñera sea nuestro presidente y no se haya dedicado a la desactivación de explosivos.